Hoy en día, la cultura de la movilidad eléctrica sostenible es un tema de suma importancia e interés para todos los ciudadanos. El vehículo eléctrico, como tecnología la hemos aceptado a un paso lento pero creciente, lo cual se ve reflejado en las ventas de los mismos en nuestro país. Revisemos algunas ventajas y la utilidad de los vehículos eléctricos.
Partamos de una realidad, los vehículos eléctricos tienen un sobre costo a la fecha del 25% aproximarte en comparación con un vehículo nuevo de combustible fósil; ¿Qué representa esa diferencia en el precio? Las baterías son la principal respuesta. Las industrias relacionadas con movilidad eléctrica se encuentran en una carrera por elevar la cantidad de energía almacenada en una batería y al mismo tiempo reduciendo costos de fabricación, sin dejar de lado el compromiso de cuidar el medio ambiente.
Pasemos al tablero los vehículos eléctricos y hagamos que ellos hablen por sí solos. Antes de entrar en materia debemos dejar en claro lo siguiente. El consumo de los vehículos eléctricos, por el hecho de no usar combustibles líquidos se debe expresar en, el paso de energía eléctrica medida en tiempo o en dinero, es decir kwh o $/km. Con la segunda medida es más fácil visualizar la economía y el ahorro de estos vehículos.
Electricidad, electrones, corriente eléctrica, siempre han sido la clave y es que han estado presente entre nosotros desde el desarrollo industrial y puestas en segundo plano por intereses económicos del petróleo, entre otros.
¿Un colombiano promedio conduce entre 30 y 50 km diarios, ahora bien, Cuánto le cuesta diariamente conducir esa distancia con un vehículo de gasolina y a uno eléctrico? Un vehículo de gasolina promedio gasta entre 250 y 350 $/km, un numero inofensivo a simple vista. El ciudadano promedio se gasta aproximadamente $12.000 de gasolina para hacer su recorrido diario; en cambio el consumo de un vehículo eléctrico se encuentra entre 35 y 45 $/km, ese mismo recorrido diario, le cuesta en consumo de energía, tan solo $1.600, esto es menos que un pasaje en cualquier servicio público.
Los bajos costos de rodamiento, no es el único beneficio de esta nueva tecnología. La consultora McKinsey & Company, publicó un artículo donde informaba que se obtendría un coste total de operación por kilómetro de 0,21 dólares para el vehículo convencional, muy superior a los 0,16 dólares del vehículo eléctrico puro. En otras palabras, un vehículo de gasolina, donde al año se recorre 10.000 km esto representa casi COP$6.300.000 mientras un vehículo eléctrico COP$4.800.000, efectivamente en cuanto a mantenimiento es más económico en casi un 24% a medida del paso de los kilómetros.
El medio ambiente, tema olvidado por muchas personas y perjudicado desde la revolución industrial con la quema de combustibles fósiles. Muchos científicos e ingenieros advirtieron las consecuencias de la quema de dichos materiales, pero fueron ignorados por la gran mayoría, hoy estamos pagando las consecuencias. Pekín como una de las ciudades con mayor polución en el mundo, con más de 27 millones de personas es una de las más afectadas por el mal llamado “asesino invisible”, la sobrepoblación, las industrias, los vehículos quemando combustible, hace que respirar un día sea equivalente a fumarse más de 40 de cigarrillos según un estudio de Berkeley Earth. Medellín y Bogotá son capitales que no se alejan de esta realidad. Aún estamos a tiempo para bajar esta estadística y mejorar la calidad de aire que silenciosamente y lentamente está matando niños y adultos mayores.
Si aún piensa que un eléctrico sigue siendo lo suficientemente costoso como para comprar dos de gasolina en vez, recuerde que: en Colombia por directriz nacional todas las ciudades para los vehículos eléctricos son exentos de restricciones para circular como pico y placa y día sin carro. Además, recuerde que al adquirir un vehículo eléctrico está emitiendo 0 kg de Co2 en cada kilómetro que recorre, usted haría que esa nube gris que se interpone en el horizonte de la ciudad ya no esté más. Entendemos que este cambio de pensamiento es un gran paso, pero hay que recordar que en el cambio está el progreso.
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